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sábado, 29 de junio de 2013

Hábitos

Preguntas y respuestas en la era de la "extimidad"

Sábado
La red social Ask, en la que los adolescentes ventilan sin pudor su intimidad, gana seguidores entre los argentinos
Por   | LA NACION
Gabriela Stambulsky no tenía idea de que su hija de 13 años entraba en Ask.fm todos los días. Tampoco entendía bien cuál era el sentido ni el atractivo de que le hicieran preguntas para que ella respondiese públicamente, muchas veces sin siquiera saber quién las escribía.
La explicación de su hija resultó simple: la metodología de una red social. Preguntas y respuestas, a veces anónimas, otras veces no. Y que si no quiere, no las contesta. ¿La finalidad? Chusmear, ver qué le pregunta la gente. Un divertimento más.
Ask.fm es una aplicación nacida tres años atrás en Letonia, que llegó a los 57 millones de usuarios y que suma 200.000 nuevos por día, la mayoría entre los 13 y 25 años. Aunque muchas más son las visitas diarias: porque para observar lo que otros cuentan de sí mismos, que puede variar entre respuestas triviales hasta algunas llamativamente íntimas, no hace falta abrir una cuenta. La Argentina está entre los países donde esta plataforma alcanzó mayor popularidad.
¿Cómo funciona Ask? Simple. Se abre una cuenta con un mail válido y listo: en el timeline de cada usuario, similar al de Twitter, aparece su nick, foto y los datos que agregue. Abajo, las preguntas que usuarios le hagan, y sus respectivas respuestas. El que pregunta, que no necesita tener una cuenta, tendrá a disposición un espacio con 300 caracteres para preguntar lo que se le ocurra. Y todo ese ida y vuelta puede linkearse directamente para que aparezca en Facebook.
¿Qué se lee en los perfiles de los adolescentes? Desde cuestiones tan triviales como "qué ropa llevás ahora" o "cada cuánto te cambiás el peinado" hasta otras no tan inocentes, como esa que se repite en muchos timelines de chicas: "¿Sos virgen?". Hay quienes lo responden sincera-mente, y otras que apelan a su ingenio y contestan, por ejemplo: "Nadie me reza todavía". Aunque lo que más se encuentra son las típicas charlas, discusiones o coqueteos que se podrían escuchar en el patio de un colegio durante un recreo. Algo que no es ajeno a las burlas y las agresiones, tal como se refleja en Ask.
En sus términos y condiciones Ask.fm es claro: los usuarios deben ser mayores de 13 años; el contenido que se envía, publica o muestra será visible para otros y cada usuario es responsable de los datos que transmite y de todo lo que ocurra en su cuenta. Y eso sí: se advierte que el usuario podrá encontrar contenido desagradable, obsceno o de mal gusto.
En la charla con su hija, Gabriela Stambulsky entendió su afición por Ask, app que conoció a través de sus amigas del colegio el año pasado, como la curiosidad típica de una preadolescente ante algo nuevo y desconocido. Pero más allá de que sus hijos tienen claro que no hay que exponer-se en las redes sociales, a ella más que curiosidad por lo que hubiera escrito le dio un poco de miedo esa luz verde al anonimato y a la publicidad absoluta de todo lo que se sube.
Para la psicoanalista Isabel Carraro, docente y supervisora de Centro Dos, la plataforma es un simple facilitador. Y, hoy, cuestiones privadas no necesariamente sólo se encuentran en este tipo de redes sociales, si-no en cualquier lado. "Por momentos se pierde conciencia de que está todo conectado. Pero no sólo sucede con los adolescentes, también con los adultos. Interactuás con los más cercanos y no se toma real dimensión de todos los que pueden verlo. Además, hay que tener en cuenta que el del adolescente es un tiempo de presente permanente. Este verano pintó Ask. O escribiste sobre tu primera vez... y bueno ya fue", reflexiona.
El atractivo del anonimato lo evalúa como esa posibilidad de hablar sin consecuencias. Como cuando alguien le cuenta a un desconocido cosas que a sus padres o a su pareja nunca les contaría. "Es una red social –sostiene Carraro–, y como tal los adolescentes no le dan la misma importancia que los adultos."
A fin de cuentas, Ask.fm se ha convertido en una modalidad más para exteriorizar una realidad que ya no es ajena a nadie a comienzos del siglo XXI y que se resume con el neologismo que adoptaron algunos especialistas en los últimos años, un antónimo para intimidad que nada tiene que ver con el concepto acuña-do por Lacan: la "extimidad".
En su libro La intimidad como espectáculo, la antropóloga Paula Sibilia tomó como punto de partida las continuidades que observó entre los diarios íntimos y los blogs, pero el énfasis lo puso en las rupturas que indicaban los cambios ocurridos en nuestro modo de ser y vivir. "En ese sentido, creo que es fundamental destacar el hecho de que no se trata más de un gesto introspectivo y secreto, sino de una puesta en público, una exhibición. Hoy, vivimos en una sociedad que apuesta al valor de la visibilidad y de una celebridad que se autojustifican; por eso, aquella instancia interiorizada que constituía la esencia del sujeto moderno está perdiendo sus antiguos sentidos y su fuerza. En una cultura alta-mente espectacularizada y mediatizada como la nuestra, si algo o alguien no se ve (o no sabe mostrarse como debería), tal vez no tengamos garantías de que ‹‹existe››", dice.
Para los mellizos Monges, de 14 años, fue cosa de un verano Ask.fm. "Vi por Facebook que lo usaban unos amigos. Lo usé poco más de un verano. Me daba curiosidad el tema de las preguntas. No tenía problema en contestar cualquier cosa, a menos que tuviera que ver con la seguridad: dónde vivo, dónde me voy de vacaciones, todo eso, no. ¿Si me arrepentí de algo? Por ahí de algunas cosas sobre chicas que puse. Pero después lo dejé de usar por-que me empezó a aburrir", cuenta Guillermo.
A María, su madre, la tranquiliza que más allá de que hayan usado o no esta plataforma o que sigan usando Facebook o Twitter, la relación con ellos se basa en hablar, hablar y hablar, y el lema que hay en su casa y que siempre se cumple es que la primera que tiene que enterarse de algo, sea bueno o malo, es ella. "Porque siempre les digo que el primer lugar de ayuda es su casa", dice.
En esa línea, Carraro apunta que lo ideal es que los padres reintroduzcan a sus hijos el concepto de que no hace falta mostrar tanto. Y en cuanto a ellos, que no tienen la necesidad de meterse a ver qué escriben o no sus hijos en las redes sociales. Si la imagen del adolescente de hoy, con su intimidad expuesta, contrasta con aquella del adolescente hermético y encerrado en su cuarto, no está claro. "El adolescente de 20 años atrás o el de ahora necesita la misma soledad respecto de su familia. Y la red social también te garantiza esa soledad. Ahí se multiplican las posibilidades de encuentro, pero no los encuentros", apunta.
La cara más polémica de Ask se vio en las últimas semanas con la noticia del suicidio de dos adolescentes en Irlanda como consecuencia de las burlas y agresiones que sufrían a través de esta red social. Mark e Ilja Terebin, confundadores de Ask.fm, fueron interpelados al respecto. Su respuesta fue que este punto negativo de Ask.fm es simplemente un reflejo de la sociedad y de una falta de educación apropiada.
Sibilia, en tanto, destaca que todos estos cambios no son algo derivado de los blogs o los nuevos dispositivos en general, sino que, al contrario, estos canales de Internet fueron in-ventados y se popularizan tan rápidamente porque algo ya había cambiado en la sociedad.
"Y, claro, los más jóvenes están inmersos de un modo más radical y naturalizado en este nuevo medio ambiente; por eso adoptan con rapidez las novedades como ésta que se analiza ahora –sostiene–. Pero no se trata de algo exclusivo de la nueva generación. Aunque, sin duda, cabrá a esos mismos jóvenes pensar cuáles son las premisas y las ambiciones de estos nuevos modos de ser y vivir, así como decidir qué hacer con todo esto..

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