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sábado, 24 de noviembre de 2012

Emprendedores

Los que dejaron todo para ponerse a vender por Internet

Tenían un empleo, pero sus tiendas online crecieron tanto que tuvieron que dedicarse a ellas full time
Por Débora Slotnisky | Para LA NACION
¿Por qué ser empleado si puedo ser mi propio jefe? ¿Para qué estar todo el día encerrado en una oficina y cumpliendo un horario si puedo trabajar desde casa?
En algún momento, muchos se plantean estas preguntas. Algunos prefieren quedarse con el dilema. Otros toman cartas en el asunto y dan rienda suelta al vertiginoso mundo del emprendedor aprovechando que los consumidores están en Internet buscando, investigando y compartiendo. En particular, en nuestro país. "Siete de cada diez argentinos consultan en la Web antes de realizar una compra, independientemente de que ésta se realice luego online u offline", dice Víctor Valle, director de Ventas Online para Hispanoamérica de Google.

De gerente a dueña

Norma Suárez, de 49 años, era gerente general en una joyería. Pero en 2007 se le ocurrió vender artículos de cuero usados por medio del sitio de transacciones online
MercadoLibre donde, según ella, no tiene competencia directa.
"Yo había visto que muchas personas no tienen la capacidad económica para adquirir un producto nuevo, entonces empecé de manera improvisada. Básicamente, mi negocio consiste en comprar camperas que ofrecen los vendedores ocasionales en MercadoLibre, luego les mejoro la foto y la presentación del producto, y las revendo a todo el país a través de la misma plataforma", explica.
"En la joyería tenía un muy buen sueldo. Sin embargo, el negocio online empezó a crecer, tanto que al final renuncié para dedicarme tiempo completo a esto, porque hacer las cosas a medias no sirve", dice esta emprendedora, cuya clientela proviene un 80% del interior.
Para promocionarse, Suárez utiliza MercadoShops, que es una tienda online soportada por MercadoLibre, a la que destina 120 pesos mensuales, y también invierte 15 pesos diarios a Mercadoclics, que son anuncios de texto que aparecen en los resultados de búsqueda y en las publicaciones cada vez que alguien está tratando de encontrar lo que uno vende, y se abona por cada clic que los usuarios hagan en los anuncios.
Norma Suárez tiene una tienda en Internet. Foto: Patricio Pidal / AFV
"Esta herramienta es genial porque me permite, además, saber cuáles son los productos más vistos", observa Norma.
En definitiva, Suárez se encarga de manejar toda la plataforma de e-commerce, así como de responder las preguntas de los clientes, armar campañas de correo electrónico, fotografiar los productos y manejar las finanzas, mientras que uno de sus hijos se ocupa del retiro y la entrega de los productos. "En temporada baja trabajo de 9 a 19, mientras que en temporada alta (invierno) sigo hasta las 22, e incluso trabajo los sábados.
"Internet permite llegar a miles de personas de manera rápida y a bajo costo. Es cierto que mucha gente tiene todavía temor a comprar por este medio, y por eso es tan importante tener una buena reputación como vendedor", dice, refiriéndose al sistema de MercadoLibre que refleja la trayectoria de los usuarios, permitiendo diferenciar el comportamiento de cada uno, tanto como vendedor cuanto como comprador.

Entre chupetes y cochecitos

En su zapatería en el barrio de Belgrano, Gabriel Cortese, de 41, tenía cada día más tiempo ocioso.
Luego de pensar qué podía vender utilizando las nuevas tecnologías, empezando por Internet, desde el local decidió optar por los artículos para bebes con la marca R & M Babies.
"Al principio la venta online crecía lentamente, pero al año le dedicaba más tiempo a esto que a los zapatos, y con mayor ganancia. Por eso cerré el comercio para concentrarme, desde casa, en la venta por Internet", recuerda el emprendedor.
Este negocio online, que Gabriel inició con la comercialización por MercadoLibre de una sola marca, actualmente vende productos de siete fabricantes.
Al comparar esta actividad con la zapatería, reconoce que trabaja la misma cantidad de horas, pero de manera diferente, porque a la noche responde preguntas de sus clientes "ya que las mamás son muy ansiosas y demandan respuestas rápidas", justifica. Como contracara, dice que ahora tiene muchas ventajas, entre ellas, gana más dinero y comparte mucho más tiempo con su familia. Eso sí, no es cosa de dormirse en los laureles y hace falta seguir investigando nuevas opciones y herramientas online.
Por ejemplo, para que el negocio siga creciendo, Gabriel lanzó recientemente su Fan Page en Facebook y está diseñando su website para canalizar ventas por ahí, y así "evitar pagar las comisiones a MercadoLibre".

Mamá y emprendedora

Cuando los hijos de Natalia Cabarrús comenzaron a ir al colegio en Bahía Blanca y ella tuvo que ponerle sus nombres a las cosas de sus chicos, se dio cuenta de que no tenía tiempo para coser o bordar todos los útiles y la ropa para evitar que se perdieran. Fue entonces cuando comenzó a buscar alternativas y encontró en las etiquetas personalizadas y termoadhesivas una solución práctica.
Así lanzó TagMe junto a su amiga Victoria Galmarini en 2011, y hoy ofrecen etiquetas personalizadas para diversos productos.
Para promover las ventas optaron por los Adwords de Google, que son los anuncios que se muestran en la parte superior y el lateral derecho en los resultados de las búsquedas.
También usan la red social Facebook, bajo dos modalidades: la Fan Page, donde tienen más de 5100 seguidores, y los anuncios pagos. "Facebook sirve para observar el feedback de la gente. Por ese medio canalizo las preguntas, aunque luego las respondo por e-mail", explica Cabarrús.
Con respecto a los avisos pagos, en la temporada alta (cuando empieza el ciclo lectivo) invierten 1 dólar diario en la red social, y mantienen la campaña en Google Adwords todo el año. De todas las herramientas, la de Google es la que les da los mejores resultados en cantidad de pedidos recibidos, aseguran.
"La publicidad online nos permite tener un gran alcance con control de presupuesto, y también hacer frente a las temporadas de baja demanda del negocio. Sumado a esto, nuestro canal de comercialización es online ya que recibimos y gestionamos los pedidos a través de la página Web, por eso nos sirve este sistema para derivar tráfico de calidad, para captar potenciales clientes", explica la emprendedora.
En temporada alta, principalmente antes del comienzo de clases, TagMe recibe hasta 70 pedidos por mes, de 20 a 500 pesos. Este año, la compañía facturó 20.000 pesos mensuales en febrero y marzo, lo que representa un incremento del 100% respecto de los mismos meses del año anterior.
Los entrevistados son optimistas, aunque reconocen que el negocio no es sencillo. "Cuando trabajás sobre una plataforma de Internet hay que ser muy responsable en lo que uno publica para no engañar ni crear falsas expectativas -advierte Suárez, feliz con la decisión que tomó cuando se retiró de la joyería-. Dejé de ser empleada por convicción. A determinada edad, y con la experiencia adquirida durante tantos años, uno se plantea que ya no quiere trabajar para otros si puede tener un negocio propio. Además no hay que tener un capital extraordinario, pero sí perseverancia, porque en algún momento empieza a funcionar, siempre y cuando el negocio se maneje de manera responsable y profesional."
Gabriel, que puede comparar mejor que nadie las diferencias entre un comercial a la calle y uno virtual, dice: "MercadoLibre es como estar en 7 shoppings juntos y, por más que hay que pagar una comisión, realmente conviene porque es el lugar por excelencia para comprar y vender productos de todo tipo", concluye..

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