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domingo, 26 de diciembre de 2010

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El perfil

Nicolas Berggruen, el multimillonario que salió al rescate del grupo Prisa

Filántropo, coleccionista de arte y dueño de una enorme fortuna personal hecha en el mundo de las finanzas, este francés que cultiva cierto misterio atrapó la atención de la prensa española al comprar una participación importante en el conglomerado mediático que edita el diario El País, en serios apuros. Ahora, afirma él, apuesta "por aquellas cosas que perdurarán por generaciones y mejorarán la vida de la gente"
Adrián Sack
Para LA NACION

Domingo 26 de diciembre de 2010 | Publicado en edición impresa 
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Nicolas Berggruen, el multimillonario que salió al rescate del grupo Prisa
Foto DyN   /   APN PHOTO/BERTHOLD STADLER

MADRID
El hombre de vestir pulcro y hablar pausado que se jacta de amar su trabajo hasta la adicción y que ha prometido donar su fortuna personal de más de 2200 millones de dólares encaja perfectamente en el fresco estereotipo del ricachón filántropo del siglo XXI que forjan día tras día Bill Gates, Richard Branson, Stelios Haji-Ionnaou o Mark Zuckerberg. Pero ante los ojos españoles, la figura del poderoso Nicolas Berggruen se recorta de los demás superpudientes y adquiere dimensiones casi sobrehumanas por una sola razón: es el valiente para algunos, y el loco para otros, que se animó a arrojarle al grupo Prisa el salvavidas que necesitaba con urgencia para emerger con vida de su tempestad financiera.
La proeza le valió a este parisino de nacimiento, suizo por educación y ciudadano del mundo -del mundo de los negocios- por elección transformarse en la nueva figura clave del grupo de medios más importante de España. Y la mejor prueba de su actual peso específico dentro de Prisa la aportó ya desde el umbral de la puerta de ingreso al conglomerado que edita el diario El País , al lograr convencer nada menos que a la familia Polanco, fundadora e histórica dueña del multimedios, de reducir su participación de un 70% a un 30% en el conjunto accionario, y concederle a Liberty, uno de los holdings de Berggruen, un lugar de privilegio en el control de sus destinos.
No obstante, la negociación para que los propietarios de Prisa cedieran el control absoluto del grupo no dejó mayores espacios ni alternativas a la oferta de inversión de U$S 868 millones realizada por Liberty, y que le daría el aire suficiente para seguir con vida hasta, al menos, 2013, año en el que el multimedios tendrá que volver a verse las caras con los bancos prestamistas para obtener una nueva refinanciación de su profundo endeudamiento. Esto, claro está, si es que "profundo" alcanza como adjetivo para describir obligaciones que Prisa ha contraído con la banca internacional por un monto que excede los U$S 6400 millones, y que empujó a la corporación, también administradora de la empresa de cable Digital Plus, al borde de un abismo demasiado familiar en la economía española de estos días.
En este desesperante escenario, la aparición de Berggruen resultó providencial para el clan Polanco, más allá de que despertó algunas dudas entre los trabajadores de los medios de Prisa, que hoy temen nuevas fusiones como la que dejó sin aire, por ejemplo, a la señal del grupo CNN+, producida como consecuencia del ingreso de la cadena Telecinco al paquete televisivo administrado por la corporación ahora también controlada por Liberty.
Pero la identidad del holding, así como los pasos que dará, no tiene secretos: es una extensión de la personalidad de Nicolas, que sí los tiene... pero que la prensa española, en especial los medios no priseros, hoy enloquecen por descifrar para poder incluir a su imponente estirpe multimillonaria en el zoo de las celebrities locales.
Sin embargo, la identidad de Berggruen es un rompecabezas del que, por el momento, sólo se conocen las piezas que este talentoso hombre de negocios ha querido mostrar. Y que son las que se desprendieron de sus escasas entrevistas y sus innumerables conferencias en las que, como sucede siempre en el caso de los personajes públicos más prominentes, abundan las frases repetidas y los conceptos breves y contundentes de autopromoción.
Montado en esa estrategia sobre la que construyó su vida, este entrepreneur de 49 años ha logrado instalar en la mayoría de los reportajes que se han hecho sobre su historia la idea personal de que es un homeless millonario; esto es, la de un sujeto que a pesar de contar con un poder admirable no tiene una casa propia, ni esposa, ni hijos y que pasa su vida de hotel en hotel y menos entre propios que entre extraños en las 80 ciudades que visita por año. Claro que uno de esos hoteles, donde pasa al menos seis meses al año, es el Beverly Hills Peninsula, uno de los más distinguidos de California, y que los viajes los hace, en su mayoría, a bordo de su jet privado Gulfstream. Eso sí: en más de una ocasión ha remarcado que no tiene automóvil, todo un golpe de efecto para la audiencia de Estados Unidos, donde la posesión de un volante propio forma parte de la pertenencia a la sociedad.
Más a resguardo de las poses y las declaraciones de principios, la carrera de Berggruen brilla por los logros que ha sabido conseguir desde que decidió saltar desde su cuna de oro, donde aprehendió la inclinación por el arte que había transformado a su padre alemán, Heinz, en un destacado coleccionista de pinturas, quien además era amigo de Pablo Picasso.
A través de aquella amistad, y gracias a su poderío económico, Nicolas logró acopiar nada menos que 130 obras del pintor español, más 70 de Paul Klee -otro de sus artistas favoritos- y una gran cantidad de piezas que heredó de su progenitor, y que en parte vendió o cedió al museo que lleva su apellido en Berlín.
La mira en el largo plazo
Pero su luz propia no alumbra tanto al más paterno mundo del arte como a los negocios, donde se mueve con la ductilidad de un pintor. El éxito en sus emprendimientos lo llevó a invertir y sacar adelante negocios que a primera vista no resultan redituables, como la siembra y el mantenimiento de los campos de arroz, el desarrollo de las energías renovables y las escuelas de formación profesional. Aunque Berggruen, que se define a sí mismo como un "cultor del largo plazo", tampoco ha dejado de incursionar en negocios también riesgosos, pero mucho menos aventurados, como el del sector inmobiliario y la hotelería.
Por esta razón, su desembolso de gran escala en Prisa, que fue el primero de importancia en una empresa de medios de comunicación tras una minúscula experiencia en Portugal, sorprendió a quienes nunca habían oído mencionar su nombre en el ambiente de los grandes negocios del sector, pero no a aquellos que lo conocían. En especial, porque Nicolas nunca fue un empresario que basara su interés en los rubros, sino en las dificultades de las metas elegidas, más allá del beneficio que pudieran reportar, algo de lo que reniega permanentemente como filosofía de vida. O, al menos, así lo declaró en una entrevista concedida este año a The Wall Street Journal . "No me interesa poseer cosas. Vivir en un gran entorno para demostrarme a mí mismo y a los demás que soy rico no tiene para mí ningún interés. Todo lo que tengo es temporal, pues estamos aquí por un tiempo corto. Es lo que hacemos, nuestras acciones, lo que perdurará. Eso es lo que tiene valor real", dijo.
En comunión con sus palabras, aunque también con la amplitud de sus cuentas bancarias, el empresario se reunió con Bill Gates, Warren Buffet, Ted Turner y otros multimillonarios para lanzar -al menos ante los medios- la iniciativa Giving Pledges, por la que se proponen "devolverle a la sociedad" lo que, según ellos, ésta les ha dado, y traducir esa intención en la donación de parte de sus fortunas.
De hecho, en más de una ocasión, Berggruen anunció que cedería todo su dinero al morir a obras de caridad, y que donaría la totalidad de su colección de obras de arte a distintos museos del mundo.
Este afán de no mostrar apego a la acumulación de bienes materiales, que fue lo que lo volvió diferente entre la mayoría de los mortales, por momentos alcanza los niveles de la obsesión en sus intervenciones públicas. Una obsesión que, en ocasiones, logra trasladar a su declarada intención de dejar de vivir en una riqueza que hasta parece aburrirlo. "Históricamente, he hecho mi dinero con las finanzas. Ahora, invierto en el mundo real, en cosas que perdurarán durante generaciones y mejorarán la vida de la gente". Pero en el grupo Prisa, hoy por hoy se conforman con poder vivir sin sobresaltos más allá de la próxima renegociación de la deuda. Es decir que con sólo un poco de aquel Berggruen y de aquellos sueños bastaría para mejorar su propia vida y la de sus millones de lectores, radioescuchas y televidentes.
© LA NACION
Quién es Nombre y apellido: Nicolas Berggruen
Edad: 49 AÑOS
Trayectoria educativa: Nicolas Berggruen es hijo del famoso coleccionista Heinz Berggruen. Nació en París en 1961; cursó sus estudios en Suiza y luego se especializó en finanzas internacionales en Nueva York.
Arte, negocios e ideas: Además de su inclinación por el arte y los negocios, Berggruen encabeza el Nicolas Berggruen Institute, un think tank que explora nuevas ideas de gobierno de cara a los desafíos del nuevo siglo.

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