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sábado, 1 de noviembre de 2008


Hace 70 años, un programa de radio generó pánico en EE.UU.
El 30 de octubre de 1938, La Guerra de los Mundos, famosa novela de H.G. Wells, fue adaptada por Orson Welles en una emisión de radio e interpretada de manera tan realista que todos la creyeron

Siete décadas atrás, se veía a miles de radioescuchas aterrados, gente que huía de sus casas y redes telefónicas saturadas: la controvertida dramatización radial por Orson Welles de la novela La Guerra de los Mundos demostró hace 70 años la capacidad de los medios de generar una ola de pánico.La obra de ciencia ficción del británico H.G. Wells, narró un ataque de marcianos en Inglaterra e inspiró el guión del programa difundido en los Estados Unidos por las ondas de CBS el 30 de octubre de 1938 en vísperas de Halloween.En la adaptación de Welles y su troupe del Teatro Mercury, emitida desde la CBS en Manhattan, los hostiles extraterrestres aterrizaban en Grovers Mills en el Estado vecino de New Jersey, antes de atacar con rayos y gases a Nueva York.El guión de Howard Koch –que cuatro años después escribió el del filme Casablanca– era tan realista, con interrupciones del programa, boletines noticiosos y efectos sonoros, que miles de personas lo tomaron por cierto. Algunos habitantes de New Jersey huyeron de sus casas para protegerse contra el gas de los marcianos, otros saturaron de llamadas a la policía o los diarios, según testimonios citados por la prensa local de la época.ConsecuenciasLa envergadura del pánico provocado difirió según los expertos. Dos años después, el psicólogo Hadley Cantril, de la Universidad de Princeton, publicó un trabajo en el que calculaba que 1,2 millones de personas habían vivido la invasión como real. Recogieron testimonios sobrecogedores: “Me asomé por la ventana y vi una luz verdosa que creí que procedía del monstruo”; “saqué la cabeza por la ventana. Creí sentir olor a gas y oleadas de calor”; “estaba seguro de que mucha gente rezaba mientras esperaba la muerte”. Y así se convirtió La Guerra de los Mundos, de Orson Welles, en un ejemplo del pánico generalizado.La reacción gregaria fue en todo caso de amplitud suficiente como para que al día siguiente el diario The New York Times titulase en primera plana: “Radioescuchas en pánico tras tomar teatralización de guerra como un hecho”.Estados Unidos sensibilizadoAl principio de la audición, Welles aclaró que se trataba de una ficción, pero muchos especialistas aseguraron que mucha gente no oyó la advertencia. Además agregaron que el programa ocurrió en un momento especial y “cristalizó tensiones y temores” de los estadounidenses en el mundo inseguro de vísperas de la Segunda Guerra Mundial. El programa radial permitió experimentar en seguridad aquellos temores, durante una hora. Fue a la vez un escape y una lección sobre el poder de los medios y que no debe ser nunca tomado a la ligera. Sin embargo, la historia volvió a repetirse en Chile en 1944, y en 1949 en Ecuador, volviendo a hablar de invasiones extraterrestres donde radioescuchas enfurecidos incendiaron luego la sede de Radio Quito en incidentes que dejaron seis muertos.La escalera a la famaEl programa de 1938 tuvo otra consecuencia notable: lanzar al joven Welles, de entonces solo 23 años, a la fama mundial. Dos años después, el artista escribió, dirigió, produjo y protagonizó Citizen Kane, que le valió un Oscar y se la consideró la mejor película estadounidense de la historia. Luego de una larga trayectoria, Welles murió el 10 de octubre de 1985, de un ataque cardíaco en Los Ángeles. Al año siguiente, sus cenizas fueron enterradas en una hacienda de Málaga, para cumplir su deseo.
El relato“Damas y caballeros, interrumpimos nuestro programa de música bailable, para comunicar a ustedes un boletín especial de Intercontinental Radio News. A las ocho menos veinte, hora central, el profesor Farrell, del Observatorio de Mount Jennings, de Chicago (Illinois), reporta estar observando varias explosiones de gas incandescente, que se suceden a intervalos regulares sobre el planeta Marte. El espectroscopio revela que el gas es hidrógeno y que éste se dirige hacia la Tierra con enorme velocidad. Se reporta que a las 8.50 PM un enorme y llameante objeto, que se supone es un meteorito, ha caído en una granja de Nueva Jersey, a veintidós millas de Trenton. ¡Un momento! ¡Algo sucede! ¡Damas y caballeros, esto es espeluznante! ¡El extremo más cercano del objeto está comenzando como a pelarse en escamas! ¡Se está moviendo! Damas y caballeros, esto es lo más tremebundo que yo he visto en mi vida. ¡Un momento! Alguien se desliza afuera por el hueco de la cabecera del objeto. Alguien o... algo. Yo puedo advertir cómo hacia afuera de ese negro agujero dos discos luminosos miran... ¿Serán ojos? Pudieran ser de una cara. Pudiera ser... ¡Santo cielo! Algo se arrastra como una serpiente grisácea. Ahora otra más, y otra. A mí me parecen como tentáculos. Ahora puedo advertir el cuerpo de ese ser. Es grande como el de un oso y reluce como el cuero cuando está mojado. Pero ¡ese rostro...! Es algo indescriptible. Apenas puedo contenerme para no alejar mi vista de él. Los ojos son negros y brillan como los de una serpiente. Tengo que anunciarles un grave suceso. Estos extraños seres que aterrizaron en la campiña de Jersey esta noche última, son la vanguardia de un ejército invasor procedente del planeta Marte. Los monstruos se han establecido en una tierra firme: han arruinado a la nación más grande del mundo (...). No nos queda nada que hacer.

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