¿Cuándo prohibiremos la publicidad de comida malsana dirigida a niños?
¿Centrémonos en la educación?
Cuando abordo este tema, siempre hay quien me sale con el argumento de “educar en el riesgo” y evitar “legalismos absurdos” (mi respuesta suele ser: ¿en qué sector de la industria alimentaria trabaja usted?). Claro que es importante la educación nutricional, faltaría. Pero seamos realistas, no es razonable esperar que dicha educación sea suficiente cuando en el entorno social, cultural y físico hay tantas fuerzas conspirando en contra (lean este texto de Juan Revenga si no me creen). ¿Educamos a los ciclistas para esquivar motos circulando en dirección contraria por su carril bici, o más bien prohibimos a las motos que transiten por dicho carril? ¿De qué sirve educar e informar sobre qué es una dieta sana si mires donde mires hay un personaje famoso de dibujos animados “tutti colore” invitándote a engordar a base de comida malsana? Sí, he dicho “engordar” y sí, he dicho “malsana”.
La publicidad engorda
Porque la publicidad “engorda”. Y no lo digo yo, lo dice nada menos que la Academia Americana de Pediatría, cuando afirma que “los medios de comunicación desempeñan un papel importante en la actual epidemia de obesidad en niños y adolescentes”, y que la sociedad debe reconocer que “la exposición a los medios de comunicación supone un importante factor de riesgo para la obesidad”. Y es que aunque los padres tengan buenas intenciones, la publicidad puede hacer estragos en la determinación de las preferencias alimentarias de los niños. De hecho, una investigación reveló que se podría haber evitado hasta uno de cada tres casos de obesidad infantil si se hubiera eliminado la publicidad de alimentos insanos en televisión. Otro observóque cada hora extra de televisión incrementa casi en un 1% la cantidad de personas con obesidad, pero que en adolescentes la cifra se duplica (2%). La OMS lo tiene claro: “Existe una fuerte relación entre ver la televisión y padecer obesidad infantil”. Y la publicidad es, en gran medida, responsable de ello. Me extendí en este particular aquí.
Comida malsana a diestro y siniestro
Obesidad infantil en España
En enero de 2014, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine ha señalado que los niños que tienen sobrepeso a los cinco años podrían enfrentarse a un riesgo cuatro veces mayor de padecer obesidad a los 14 años. No es un dato trivial: entrar en la vida adulta con obesidad duplica el riesgo de morir prematuramente Pues bien, de cada diez niños españoles, uno sufre obesidad y dos padecen sobrepeso, según la más reciente Encuesta Nacional de Salud. Así, tres de cada diez niños españoles tienen exceso de peso. Es una cifra que va en aumento, y que nos otorga el dudoso honor de encabezar las listas de obesidad infantil a nivel mundial. Una cifra que no va a mejorar en un futuro próximo si no hacemos algo. ¿Lo hacemos? Un poco. Con la boca pequeña. ¿Por qué? Escuchemos a la Dra. Margaret Chan, directora de la OMS: “Tal y como me han dicho una y otra vez los gobiernos, la presión de los lobbies alimentarios ha minado sus acciones destinadas a reducir la obesidad”. Qué bonito.
Regulación estatal
“[…] si se desea contribuir eficazmente a prevenir la obesidad infantil y promover hábitos saludables, urge establecer mecanismos de regulación estatal que prohíban cualquier tipo de publicidad dirigida a menores de alimentos y bebidas ricos en grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcares libres o sal”.
La palabra clave de las declaraciones de Royo-Bordonada es, en mi opinión, la siguiente: “urge”.
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