La Ciudad   
 
     
   
   
             
                             Por Matías Loja / La Capital
Seis años es un período importante para pensar  transformaciones en el mundo de los chicos y de los jóvenes, cuya  sociabilización y construcción identitarias se ven atravesadas, hoy más  que nunca, por pantallas. "Los adolescentes no sólo no tienen nada que  ver con los adultos de hoy, sino tampoco con los adolescentes de hace  seis años", apunta la especialista Roxana Morduchowicz. Acaba de  publicar el libro "Los adolescentes del siglo XXI, los consumos  culturales en un mundo de pantallas" (Fondo de Cultura Económica), un  texto basado en encuestas realizadas en 2011 a 1.200 chicos de 11 a 17  años de escuelas públicas y privadas del país. La investigación fue  encabezada por la autora cuando estuvo al frente del Programa Escuela y  Medios del Ministerio de Educación de la Nación.
"El teléfono celular va a ser la pantalla única para los adolescentes"
La especialista en comunicación Roxana Morduchowicz coordinó una investigación sobre consumos culturales de los chicos y jóvenes.
La autora analiza que a pesar de que algunas escuelas prohíben su uso, el celular también puede tener un fin educativo. (Foto: A. Amaya)
El texto es un riguroso insumo de datos que  disecciona el mundo de chicos y jóvenes donde televisores, internet y  celulares van acompañando sus pasos en el día a día. "Que el celular va a  ser pantalla única para los adolescentes es un hecho real", señala  Morduchowicz, doctora en comunicación, porque entiende que "van a  resumir en esa pantalla las funciones y necesidades que más requieren y  esperan, que son las de estar comunicados y escuchar música". Y que por  su carácter portátil "es el único medio que acompaña a los chicos las 24  horas".
Presencia. Y además, en la totalidad  de los sectores tanto de mayores como de menores recursos hay  televisores y celulares. Algo muy distinto pasa con las computadoras que  están presentes en el ciento por ciento de los hogares de más recursos,  pero en un treinta por ciento de los que menos tienen.
En 2006 encabezó un estudio similar. Pero hoy varios  de esos datos han mutado totalmente, en gran medida por la fuerte  penetración que tuvo el celular en los hogares argentinos. "Pienso que  lo que más sorprendió es la rapidez de los cambios. Porque hace cinco o  seis años, que es nada, uno no imaginaba a los adolescentes  comunicándose de la manera en la que lo hacen ahora. O viviendo el mundo  de pantallas que viven hoy", señala.
Rol de los adultos. Pero sobre este  punto, Morduchowicz subraya en el libro una singularidad: "Las casas de  los adolescentes tienen más pantallas que libros, diarios y revistas".  Pero este "mundo visual es así por decisión de los adultos", porque "la  elección de contar con más pantallas que medios gráficos en una casa es  siempre de los padres".
"Lo que solemos hacer —explica la especialista en  medios y educación— es responsabilizar directamente a los jóvenes por su  mundo de pantallas. Los criticamos porque no tienen a mano medios  gráficos. Pero la decisión de qué medios tener en el hogar es de los  adultos. Son ellos los que deciden cómo equipar una casa. Y no se debe a  razones económicas, porque sale mucho más barato comprar un diario, una  revista o un libro que un segundo televisor o una segunda computadora.  Los adultos están inclinándose por priorizar para el tiempo de ocio de  ellos mismos y de los chicos medios audiovisuales o digitales".
—En seis años fueron muchos los cambios en la  relación de los adolescentes con las tecnologías. ¿Cómo acompañó la  escuela este fenómeno?
—Hay que tener en cuenta que la escuela es una  institución que nació con Gutenberg. Cuando se creó la imprenta se hizo  necesaria una institución que enseñara a leer lo que comenzaba a  distribuirse. La escuela siempre estuvo más ligada a la cultura de la  letra impresa. Cuando apareció primero la fotografía, el cine y luego la  televisión —y finalmente la era digital— para la escuela fue todo un  desafío. Porque acostumbrada a esa cultura de la letra impresa se vio  desafiada por la cultura visual que es la que predomina. Siempre los  cambios para la escuela son más lentos y complicados. De cualquier  manera, el equipamiento de netbooks en las aulas ayuda a que los  docentes tomen cada vez más conciencia de que vivimos todos, adultos y  chicos, en una era digital y visual, que realmente implica una  adaptación. Y con el libro, que era el centro, ahora saber que es punto  de partida para también incluir otras alfabetizaciones como son la  digital y la audiovisual. Porque hoy decir que vivimos en un mundo  multicultural no es solamente por la variedad de etnias, razas y  religiones. Multicultural significa también que convivimos con la  cultura oral, la escrita, la audiovisual y la digital. Y para todas  ellas hay que preparar a los chicos como futuros ciudadanos.
—De la investigación se desprende que la  preferencia por el celular está por encima de las demás pantallas ¿Habrá  que romper la barrera que pone la escuela con el celular?
—Que el celular va a ser pantalla única para los  adolescentes es una hecho real que se constata en casi todos los  congresos internacionales, porque vale para todo el mundo. Porque van a  resumir en esa pantalla las funciones y necesidades que más requieren y  esperan, que son las de estar comunicados y escuchar música. Y sobre  todo cuando el acceso a internet sea más económico en todos los  aparatos. El celular, por ese carácter portátil, es el único medio que  acompaña a los chicos las 24 horas. Y en la Argentina la mitad de los  adolescentes no apaga nunca el celular, ni siquiera para dormir. Es un  hecho que el celular es el medio que más los acompaña, el que más  valoran y más tiempo comparte con ellos en su vida diaria.
—Sin embargo la escuela por lo general suele prohibir su uso.
—La actitud de la escuela en un principio fue  prohibir el celular porque era distractivo, porque desviaba la atención  del chico respecto de lo que estaba aprendiendo. Ahora en muchas partes  del mundo se está revirtiendo esta norma de prohibición, porque el  celular también puede tener un uso educativo. En escuelas donde no hay  conectividad a internet la docente puede estar dando clases y si un  chico tiene un celular inteligente puede solicitarle que busque una  determinada información que complemente lo que está dando. Eso es un  buen uso. O invitar a los alumnos a hacer una experiencia directa,  sacando fotos a tal cosa de ciencias naturales o biología. Es decir, el  celular también puede ser interesante desde el punto de vista educativo.  Pero como siempre hay que ver para qué se lo utiliza. Cuando apareció  la televisión, si era para mirar un programa de variedades por ahí no  servía. Pero en la escuela tuvo muchos usos que eran muy posibles como  ver documentales, analizar las noticias, etcétera. Como siempre, el  problema no es el medio sino el uso que se le dé.
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