Golpe a la
comunicación en Paraguay
Washington
Uranga da cuenta del despido de periodistas del sistema de medios públicos de
Paraguay después del golpe institucional contra Fernando Lugo, y advierte sobre
los riesgos que ello representa para la libertad de información y el derecho a
la comunicación en ese país.
Más allá de las declaraciones de
supuesta fe democrática del nuevo presidente paraguayo Federico Franco, el
golpe institucional que hace poco más de dos semanas destituyó a Fernando Lugo
de la presidencia de Paraguay, comenzó a tener consecuencias directas en el
sistema de medios públicos y en los organismos de comunicación creados durante
el gobierno del mandatario derrocado. Los hechos están a la vista. Decenas de
periodistas, comunicadores sociales, productores de medios de comunicación
están siendo despedidos de la Radio Nacional de Paraguay, la Televisión
Pública, la agencia de noticias oficial IP Paraguay y de la Secretaría de
Información y Comunicación para el Desarrollo (Sicom). Los despidos, sin causa
justificada, se apoyan en argumentos ideológicos y políticos y van acompañados
de amenazas para los trabajadores de la comunicación. A lo anterior se ha
sumado el bloqueo inexplicable de direcciones de correo electrónico de
periodistas. Entre tanto, los grandes medios comerciales de comunicación que
combatieron a Lugo y resultan aliados del nuevo gobierno, y que se han
manifestado siempre como defensores de la libertad de expresión, ahora guardan
silencio frente a los despidos y los atropellos contra los periodistas.
La Sicom es la secretaría que,
con rango ministerial, fue creada por Fernando Lugo en agosto de 2008 a poco de
asumir el gobierno y con el objetivo explícito de hacer de la comunicación una
herramienta de gestión pública, apoyando los procesos políticos, económicos y
sociales, y promoviendo el ejercicio de la libertad de información y el derecho
a la comunicación, seriamente cercenados en Paraguay por la hegemonía de grupos
mediáticos concentrados. El nuevo ministro de la Sicom, Martín Sannerman, del
Partido Liberal Radical Auténtico (PRLA), el mismo del presidente Franco, dijo
al asumir que su “principal tarea será hacer que la comunicación desde los
medios públicos se construya con amplitud y teniendo en cuenta como dogma
fundamental la libertad de prensa y expresión”. Y agregó entonces que “los
medios públicos deben informar con la mayor objetividad posible desde la mirada
que corresponde al sector público, dando lugar a todas las opiniones”. Tanto los
cambios de programación producidos en los medios públicos como los despidos de
trabajadores no parecen apuntar precisamente en ese sentido.
Los dos diarios de mayor
circulación del país, ABC Color y Ultima Hora, fueron permanentes instigadores
del juicio político contra Lugo y desde sus páginas se ha justificado el golpe
institucional. ABC pertenece al grupo Zuccolillo, tradicional aliado del
Partido Colorado que estuvo detrás del golpe y que aspira a llegar al poder por
vía electoral en abril del próximo año. Ultima Hora es del grupo Vierce, dueño
también de Telefuturo, La Tele y diez radios repartidas por todo el país. Desde
todos estos medios se acusó siempre de manera infundada a Lugo y a su ministro
de la Sicom, Augusto Dos Santos, de ataques a la libertad de expresión. Hoy
nada dicen frente a los despidos de periodistas y comunicadores del sistema
público de medios.
Una declaración que lleva la
firma de comunicadores de todo el continente y que circula actualmente por la
región “denuncia que la persecución ideológica ha llegado a los medios de
comunicación y, particularmente, a las instituciones del Estado y al sistema
público de medios” en Paraguay. Y agrega que “constatamos con intranquilidad,
temor y rechazo, los despidos sin causa –sugerentemente acompañados de
comentarios ofensivos contra la libertad de opinión y contra las adscripciones
ideológicas de cada trabajador– que se vienen produciendo en los espacios
democráticos y plurales que se fueron construyendo durante los últimos cuatro
años en el Paraguay”. Dicen los firmantes que “en este marco, y a sabiendas de
los despidos, las persecuciones, las amenazas y las presiones sufridas por
compañeros trabajadores del campo de la comunicación, expresamos nuestro más
enfático repudio a cualquier práctica que suponga la restricción o limitación
del ejercicio de la libertad de expresión y opinión en el Paraguay y
solicitamos, una vez más, a los organismos internacionales que impulsen
rápidamente todas las acciones posibles en bien de la democracia y del derecho
a la comunicación en el país hermano”.
Es importante tener en cuenta que
–como también lo señalan los firmantes de la declaración antes mencionada– los
despidos de periodistas del sistema de medios públicos no representan sólo un
atentado contra estos trabajadores, sino que en el escenario de la comunicación
en Paraguay constituyen un grave obstáculo para el ejercicio del derecho a la
información y del derecho a la comunicación de todos los ciudadanos. Los
grandes medios no garantizan la expresión diversa y tampoco informan sobre lo
que sucede en el país, particularmente en el interior, donde los campesinos y
sus dirigentes han comenzado a sufrir las consecuencias del atropello de los
nuevos gobernantes y sus aliados económicos y políticos.
Existe en Paraguay un número
importante de radios comunitarias, pero hay entre ellas muchas diversidades y
matices y no pocas de las autodenominadas “comunitarias” responden a caudillos
de los partidos políticos tradicionales. Por otra parte, las radios comunitarias
–cuya legalidad promovida por Lugo fue obstruida por el mismo congreso que
luego destituyó al presidente democrático– carecen de organización que las
aglutine a nivel nacional y que pueda expresarlas. En Paraguay, el golpe
también es contra el derecho a la comunicación.
Comunicación
para organizaciones sociales
Eugenia Etkin
aporta sus reflexiones sobre la comunicación organizacional desde la
perspectiva de la complejidad, y trascendiendo lo meramente instrumental y las
habilidades técnicas.
La comunicación organizacional
desde una mirada de la complejidad supera el carácter estrictamente
instrumental y el desarrollo de habilidades técnicas. Una diferencia
fundamental entre comunicar desde una empresa y comunicar desde una
organización de la sociedad civil (OSC) es que para estas últimas la
comunicación es una herramienta de promoción y cambio social. Toda organización
nace con el compromiso de promover el bien común y no puede desentenderse de
esta función, que le da razón a su existir.
Hoy más que nunca, los
dispositivos tecnológicos con los que cuenta una OSC para compartir sus
actividades son variados, pero al mismo tiempo los diagnósticos
comunicacionales dan cuenta de que la mayoría de las organizaciones presenta
problemas en su comunicación.
Quienes trabajan e investigan
sobre comunicación institucional coinciden en que sin una adecuada
planificación resulta difícil comunicar adecuadamente. Muchas OSC cuentan con
acciones de comunicación inconexas, esporádicas y la mayoría de las veces poco
planificadas. Esto lleva a las OSC a desperdiciar los pocos recursos con los
que cuentan o a no destinar esfuerzos en comunicación.
Las organizaciones sin fines de
lucro tienen un proyecto institucional que se sostiene a partir de ciertas
estrategias de comunicación. La comunicación en este sentido es un recurso
estratégico que si se direcciona correctamente supera la simple ejecución de
instrumentos comunicativos (prensa, blogs, web, house organ, entre otros). Esto
significa que la comunicación no sólo será técnica sino que agregará valor al
proyecto institucional que propone.
La comunicación debe gestionarse.
La gestión de los procesos comunicacionales implica llevar adelante una serie
de dispositivos que permitan optimizar la acción de una organización e incidir
en la comunidad a la que se dirige.
También es verdad que sin una
adecuada planificación comunicacional muchas de las OSC ven limitadas sus
capacidades de potenciar recursos o voluntarios, ya que están sujetas a las
urgencias institucionales. La comunicación desde las OSC no sólo debe ser considerada
como instrumento, sino como promoción social. Esto implica alejarse del modelo
tecnicista que busca garantizar la circulación de mensajes. Es visualizarla
como actividad transversal que recorre y determina la vida de una organización.
A diario se pueden ver organizaciones que privilegian la aparición inmediata en
programas televisivos de alto rating o la sobreutilización de figuras públicas
en sus campañas. Este es un elemento que debe analizarse.
No es que esté mal el apoyo, la
gente reconoce la figura y quizá la causa tenga más recordación. Pero también
puede suceder lo contrario, que se recuerde más a la figura que a la causa
promovida.
Si la comunicación es un tipo
específico de interacción social que construye sentidos, el interrogante que
surge es ¿qué necesitan comunicar las OSC y quiénes necesitan escucharlas?
La planificación para las OSC se
convierte en una herramienta fundamental que permite articular diagnóstico,
acciones comunicacionales y resultados esperados de manera ordenada. No sólo
las OSC planifican poco sus acciones, sino en general las instituciones
devienen en atender lo cotidiano con urgencia.
Como comunicadores somos
gestores, articuladores y sobre todo productores de sentido en el espacio
público. También es necesario reflexionar que la comunicación institucional
para las OSC fundamentalmente radica en los procesos transformadores y de
cambio social que producen. Por lo cual las conversaciones deberán ser
diferentes a las tradicionales.
* Docente, consultora e
investigadora. Autora del libro Comunicación para organizaciones sociales. De
la planificación a la acción, La Crujía. Buenos Aires, 2012.
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