 
Despedida a un colega
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Leía las críticas de Luis con extrema atención. Cuando tenía 
veintipocos y empezaba a ganarme la vida como periodista, hasta estos días. 
Para mi teleadicción, los textos sobre televisión de Luis María Hermida y Pablo Sirvén (en aquel momento en Noticias) eran de prescripción obligatoria. Si ellos coincidían con mi mirada sobre tal o cual programa, dormía más tranquilo. En 2003, después de 
incontables medianoches mirando “El show del Clio” y años ejerciendo la pasión por la publicidad como pasatiempo, empecé a escribir sobre creativos, ideas y afines; en 2006, desembarqué en este espacio, que bauticé “Marcas ®egistradas”. En estos casi nueve años, 
sumé más líneas de Hermida a mis lecturas. Desde “
Reporte Publicidad” (la revista o la tele, siempre como ladero de Carlos Acosta), su 
blog en Clarín o 
su reciente “Publicidad con H”, Luis respaldó sus opiniones 
con profesionalismo y me enseñó, sin saberlo, cómo se hace análisis publicitario con argumentos. Si a él le gustaba una campaña, me resultaba más complejo argumentar si a mí no me pasaba lo mismo.
Alguna vez lo invité a colaborar con PLAYBOY y lo hizo 
con gusto y sin pretensiones. Hablé con él un par de veces por motivos profesionales y sólo conocí sus producciones periodísticas. Me gusta la frase que encabezaba su 
blog: “
Controvertida, paradójica, necesaria, resistida, sorprendente, cuestionada, poderosa, criticada y omnipresente, la publicidad nos impacta, nos influencia, nos distrae, nos arrolla, nos informa, nos emociona y nos habla. Sólo se trata de intentar entender qué nos dice, cómo, porqué y para qué“.
Luis María Hermida falleció hoy y por eso fueron estas líneas.
 
 
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