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martes, 11 de mayo de 2010

GLOBAL EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI
¿Cuántos Saatchi hay en las campañas británicas?
Los dos partidos principales de Gran Bretaña tendrán en sus filas a un asesor de apellido Saatchi, apunta Borrini. Pero todo parece muy lejano a aquella consagración de la agencia Saatchi & Saatchi en las elecciones de 1977, cuando ganó Margaret Thatcher.
británicas serán las primeras en el país en que debatirán por televisión los candidatos a primer ministro.
Las campañas electorales británicas que culminarán en los comicios del próximo 6 de mayo acusan novedades de importancia. La más curiosa quizá es que el apellido Saatchi figura en los elencos de asesores de los dos principales candidatos en pugna.
¿Saatchi vs Saatchi? David Cameron, el challenger conservador que compite con el laborista Gordon Brown, actual primer ministro, contrató a la agencia Saatchi & Saatchi (donde ya no queda ninguno de los fundadores), con la ilusión de repetir uno de los momentos inolvidables del Partido, cuando los hermanos Charles y Maurice ayudaron a ganar a Margaret Thatcher.
Los Saatchi, prácticamente desconocidos hasta ese momento -1977-, se convirtieron de la noche a la mañana en los niños mimados de la publicidad británica, no sólo por obra del resultado sino también por haber instaurado en el país, y quizá por primera vez en Europa, un arma creada veinte años antes en los Estados Unidos: la publicidad negativa.
El anuncio emblemático de aquella legendaria campaña fue la frase “Labour isn’t working”, un juego de palabras que pierde casi todo su poder de fuego al traducirlo al español: “El laborismo no funciona (o no labora)”, extendido sobre de una ilustración que la completaba: una larga fila de desocupados.
Pero en 2010 hay Saatchi en las dos trincheras de la guerra electoral. Sucede que los laboristas encabezados por Gordon Brown, contrataron a dos agencias: Euro RSCG y M&C Saatchi, esta última creada por Maurice y Charles cuando perdieron Saatchi & Saatchi en 1992 a manos del gigante mundial de origen europeo Publicis.
Los conservadores de Cameron, asesorados por su antigua agencia, lanzaron una contraofensiva de anuncios negativos en el mejor estilo 1977, para colmo adjudicados maliciosamente al rival, Brown, a quien los anuncios muestran con una sonrisa cínica arriba de estas frases:
“Gasté varios millones de las pensiones. Vótame”
“He liberado antes de tiempo a 80.000 criminales. Vótame”
“He doblado la deuda nacional. Vótame”.
“He llevado a un número record de jóvenes al desempleo, Vótame”
La alternativa es siempre la misma:”O vota por el cambio. Vota Conservador”.

Otra novedad: los debates
Los laboristas retrucaron con anuncios negativos del mismo calibre, en los que vinculan al carismático, juvenil y deportista Cameron, un RR.PP. de profesión que siempre soñó con ser primer ministro, con los excesos de sus correligionarios en los años ‘80. Los mensajes apuntan a desprestigiar a Cameron quien, a juicio de sus rivales, no es lo que aparenta ser, y bajo la piel de oveja oculta al lobo del viejo Partido Conservador, con los mismos prejuicios e intereses creados que lo caracterizan.
Pero no es el retorno de los Saatchi, pese a que el apellido se haya multiplicado y aparezca identificado con los dos candidatos principales, la única novedad de los inminentes comicios. Por primera vez, habrá debate televisivo en Gran Bretaña; en realidad no uno sino tres: uno por cadena (el 15 de abril por ITV, el 22 por Sky y el 29 por la BBC) y en tres distintas ciudades, Birmingham, Bristol y Manchester. Además de Brown y Cameron, participará un tercero en discordia, el lider del partido liberal demócrata Nick Clegg.
Las reglas de juego son durísimas. El manual tiene 76 disposiciones, cuyo objetivo es promover la igualdad de posibilidades proselitistas para candidatos de distintos recursos económicos, y que no dejan margen alguno a la imprevisibilidad. La platea, por ejemplo, estará compuesta por personas cuidadosamente seleccionadas, que no podrán aplaudir ni interrumpir, y cuyas preguntas serán controladas por un grupo de periodistas experimentados. El moderador tendrá funciones de juez. Cualquier error, argucia descubierta, descuido o distracción, puede costarle al culpable miles de votos.
La realización del debate sorprende, porque la televisión británica hasta ahora estuvo vedada a los candidatos políticos de cualquier manera, quienes sólo pueden asomar en los “Espacios cedidos a los partidos”. Sin transición, desde este extremo tan elemental saltó a otro, el debate, considerado el más avanzado, y que en la Argentina aún no se pudo realizar a nivel de candidatos presidenciales y con reglas tan minuciosas en la televisión abierta.
Los debates exigen una preparación diferente; ya no se trata de subirse a un podio en un mítin, o de maquillarse para hacer de Ronald Reagan en un comercial. Los candidatos británicos, como suelen hacer los de otros países más adelantados en este aspecto, ya han contratado a sparrings profesionales cuya misión es poner a prueba su rapidez mental y sus atributos orales y gestuales, durante largas y cruentas sesiones, antes de subir al ring para enfrentar a millones de espectadores en la pelea de fondo.
Se trata en síntesis de una verdadera revolución para la política británica y para la manera de seducir al electorado; el comienzo de candidaturas fraguadas en la televisión y votadas en primera instancia por la audiencia.

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